Existen empresas que podemos calificar de capitalistas en las cuales lo más importante es el capital que aportan sus socios y no tanto los socios en sí.
Por ejemplo, las Sociedades Anónimas, en las que muchas veces hasta resulta difícil saber con exactitud cuales son los propietarios de las mismas ya que lo principal es el capital que hayan aportado.
Por otro lado, tenemos las empresas personalistas, en las cuales las características de los socios son determinantes para su constitución y posterior desarrollo.
Responsabilidad Limitada y Responsabilidad Ilimitada
Existen empresas en las cuales la responsabilidad de los socios o propietarios de las mismas está limitada a las aportaciones realizadas por los mismos, es decir, no van a perder más dinero del aportado a la empresa.
Ejemplo: cuando compramos una acción de una SA, sabemos que como máximo podemos perder el dinero aportado, pero no más de eso aunque la empresa tenga muchas pérdidas.
Por otro lado, las empresas en las que los socios responden de forma ilimitada, podrían comprometer la totalidad de su patrimonio, independientemente de la cantidad aportada inicialmente a la empresa.
Ejemplo: suele ocurrir en empresas pequeñas e individuales, en las que una persona desarrolla una actividad, para la cual aporta un capital pero, al ser la responsabilidad ilimitada, podría llegar a perder todo su patrimonio (casa, coche, etc.).
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